Los servicios de emergencias y el cambio climático
NORMAS Y NUEVOS PROTOCOLOS QUE NOS AYUDAN PARA UNA MEJOR RESPUESTA DE LAS EMERGENCIAS NATURALES Y EPIDEMIOLÓGICAS
El aumento de grandes emergencias lleva a plantear nuevos desafíos y formas de trabajo nuevas, la necesidad de desarrollar nuevos protocolos basados en la cooperación, el manejo de la información y el mando, que estén consensuados y practicados. Nuevas normas y guías se presentan a la sociedad para ser usadas como es el caso de la nueva norma NFPA 1300 o la ISO 22330 son ejemplos de otras muchas normas que nos ayudarán a pensar los servicios de respuesta a emergencias en la actualidad y en el futuro no tan lejano.
El año 2020 se presenta con muchos eventos de grandes proporciones, desde una epidemia creciente en Asia y Europa hasta grandes incendios en Australia o inundaciones donde podemos ver con preocupación que estos fenómenos que si bien pueden considerarse naturales y muchas veces con un historial que les asignan algunas explicaciones que buscan “normalizar” una situación que nos preocupa cada vez más, como ser el aumento de temperaturas en los mares, sumado a la frecuencia con que ocurren fenómenos climáticos violentos, el calentamiento climático aumenta y amplía vectores de transmisión de enfermedades, la letalidad con que se desarrollan nos debe comprometer a una mayor y mejor atención pública de las emergencias.
Nuevas normas de carácter internacional están siendo novedad para los servicios de respuesta a emergencias, donde los obliga también a prestar atención no solo a este aspecto de “respuesta” sino que también deben tener injerencia en la prevención y mitigación de riesgos asociados a la comunidad donde se desarrollan o hacer Gestión de riesgos en síntesis.
Los incendios en Australia estarán por unos días en las pantallas y diarios del país para pasar luego así a otro fenómeno asociado al cambio climático, o al calentamiento global o a una repetición de los ciclos de la tierra ¿? Cualquiera sea lo que uno quiera creer o estudiar, la realidad de los eventos nos abruma y es esa la discusión que debemos instalar, las acciones tendientes a la preparación de los servicios de respuesta, no solo en la técnica de control de emergencias y en el estudio de fenómenos, si no en la organización en todos los niveles políticos que estos eventos cada vez más complejos requieren de una organización y coordinación de todos los involucrados en la emergencia, incluso pensar en equipos de respuesta nacionales o supranacionales que permitan brindar respuesta rápida y efectiva a la población.
Australia sufrió en el 2019 la peor sequía en septiembre de 2019 donde se informaba que es “un país que no está acostumbrado a tener dificultades económicas. En realidad, toda Australia se prepara para el “día cero”, cuando se agotará el agua y comenzará el racionamiento. Y los científicos afirman que esta crítica situación es una advertencia para el resto del mundo” el problema de hace cinco meses era la falta de agua y la sequía ¿Pero y la preparación ante sequia? ¿Qué medio entrevistó a quienes deben realizar las acciones de mitigación ante esa realidad ambiental? Si los medios que ponen en debate las políticas públicas, tomaran la decisión de realizar “el posicionamiento de la noticia” sobre la formación y la preparación, quizás los recursos públicos o las ideas innovadoras sean tomadas en cuenta y se ponga aún más en acción planes de mitigación, o mejor aún de prevención. Ese es un ejemplo del uso de la alerta temprana, solo que la noticia aquí no se utilizó para hablar de eso, sino que la noticia solo se
hablaba de la sequía, el cambio climático y su impacto económico, pero no de cuál fue el presupuesto asignado para mitigar este efecto o bien como se preparó el sistema de respuesta de emergencias local, estatal y nacional.
El cambio climático suma efectos que complejizan la tarea del combate de incendios, como ser “las tormentas de fuego” que sucedieron en el Amazonas y ahora en Australia que multiplican la capacidad de expansión del fuego y que afecta la seguridad de los bomberos drásticamente, en abril de este año murieron 30 bomberos en china ante un cambio de viento combatiendo un incendio forestal en la provincia de Sichuan lo que hace pensar en cambiar algunos modelos de respuesta y aumentar los recursos que se implementan, por ejemplo poseer un avión hidrante a presto para realizar una descarga de rescate cuando el fuego presente serias dificultados al personal en tierra y no solo para habilitar espacios para el combate terrestre. Las zonas de interfases también comienzan a complejizarse En Australia fueron particularmente vulnerables ya que en ellas se concentra el mayor número de viviendas calcinadas, con el consecuente riesgo para la población. Como deben prepararse los bomberos a ente esto, o que autoridad tendrán que tener para ordenar desmalezamientos o limpieza de campos. Los problemas mencionados no sólo tienen graves consecuencias para los hermanos australianos, sino que seguramente atravesarán fronteras y en cierta forma habrá impactos en todo el planeta.
La necesidad de que los esfuerzos sean más allá de los países es ya hoy un hecho, Si la amenaza hidrometeorológica es global y configura riesgos mundiales es imperativo que los compromisos y estrategias para prever, prevenir y responder un potencial desastre y reducir el riesgo, sean al menos regionales y transnacionales. La magnitud de las causas y consecuencias de estos desastres y las medidas que requieren, trascienden fronteras. Y deben ser implementadas desde grandes bloques regionales
En enero de 2020 además de los incendios de Australia están sucediendo inundaciones con mayor cantidad de muertos, en Indonesia ya suman 60 las personas fallecidas o Venecia que experimento las peores lluvias en 50 años aunque sin víctimas masivas.
El valor de la vulnerabilidad humana es el principal indicador que debemos tratar de mejorar, con la reducción de vulnerabilidad el riesgo disminuye, pero también aumenta los niveles de vida, de socialización, de mejora de la vida cotidiana, en definitiva, este deberá ser el principal eje a abordar para mitigar los riesgos de manera real y cuidar a la población. En la Argentina sucede como en el mundo que los más afectados son los más vulnerables, las personas con mayores niveles de pobreza suelen estar en terreno económicos cerca de cursos de agua, como también ocurre en ciudades, solo que el poder de presión social para las cambios estructurales y de reducción de la vulnerabilidad no son tan promocionados ni causan tanta indignación como una inundación en una gran ciudad, y es por eso que cuenta con mayores recursos de mitigación y de respuesta, esto también incluye a la notificación temprana y la posibilidad de ir a casa de familiares, situación muchas veces comprometidas cuando las condiciones de vulnerabilidad aumentan, porque estamos de acuerdo que nadie quiere estar en un centro de evacuados, pero es ahí donde están quienes no tiene la posibilidad de autoevacuarse, esto no es noticia y no es un reclamo popular, sin dudas el reclamo para la reducción de la vulnerabilidad debería ser el eje de “adaptación al cambio climático”
El incendio en Amazonas y al mismo tiempo el Huracán Dorian el año pasado nos mostraba dos desastres distintos al mismo tiempo, su espectacularidad y dramatismo fueron eje de los medios, aunque las acciones que se hicieron antes o despues no son expuestas con la misma intensidad.
El aumento de temperatura aumenta también la propagación de vectores de enfermedades, aumentando o apareciendo enfermedades donde antes eran desconocidas, también los recurrentes incendios forestales de grandes dimensiones aumentan las enfermedades respiratorias, los animales comienzan a aparecer en lugares con gran población agregando otro riesgo para los humanos, y los animales siendo muertos en masa por la velocidad de los efectos.
El cambio climático nos llama a pensar en la preparación y mitigación cada más seriamente y con más áreas involucradas, recientemente la Asociación nacional de protección contra el fuego de Estados Unidos más conocida como NFPA por sus siglas en inglés emitió la nueva y novedosa norma NFPA 1300 de “Evaluación de riesgos comunitarios y desarrollo de planes de reducción de riesgos” haciendo especial énfasis en la evaluación de riesgos comunitarios y desarrollo de planes de reducción locales, mostrándonos que esto no es tan solo un problema de las áreas de protección civil o seguridad estatales, sino que también quienes responden a emergencias ahora también deben incorporar el trabajo de reducción de riesgos a nival local, el departamento de bomberos de Los Angeles incorporó nuevas exigencias para la limpieza de parques y jardines debiendo atender a la reducción de los efectos de la propagación y un sistema de denuncias para poder ir a inspeccionar a un vecino que no cumple con el código urbano de seguridad, siendo los bomberos la autoridad de aplicación para intervenir y exigir modificaciones y mantenimiento de los espacios verdes.
La mencionada norma NFPA 1300 proporciona criterios de orientación sobre cómo llevar a cabo una evaluación de riesgos de la comunidad (CRA), crear e implementar un plan de acciones de reducción de riesgos y establecer una evaluación continua de ese plan. siendo un proceso que ayuda a identificar y priorizar todos los aspectos de una comunidad, y enfatiza la inversión integrada y estratégica de los recursos para reducir su ocurrencia e impacto.
Estos esfuerzos de instituciones locales como de muchos organismos internacionales que buscan dar una base y una es tructura a los planes de respuesta a emergencias aumenta, La norma 22320 “Requisitos para la respuesta a incidentes” es otro ejemplo, esta norma sirve de guía para realizar acciones de comunicación, mando y control, cooperación y coordinación de las emergencias, esta norma como su serie de normas que permite tener por ejemplo guías para medir la capacidad de respuesta de los servicios y así aplicar mejoras como es la Norma ISO 22325 “Directrices para evaluación de la capacidad”.
Socorristas, residentes, dueños de negocios, grupos cívicos, organizaciones religiosas, visitantes: todos en una comunidad tienen un papel activo en el fomento de una cultura de seguridad y prevención. Los miembros o grupos de la comunidad pueden asociarse con otras personas que comparten recursos físicos, financieros o intelectuales, trabajando colectivamente para abordar objetivos comunes como reducir los incendios, mejorar la salud de la comunidad entre las poblaciones vulnerables, investigar los riesgos asociados con el acaparamiento y desarrollar soluciones para otros problemas crónicos o críticos.
Es hora de incorporar a los equipos de respuesta, profesionales tan diversos como complejas son las emergencias, desde médicos hasta sociólogos y hasta expertos que cuentan con años de intervención en una profesión que es tan nueva que fue atendida por muchas otras profesiones y que busca consolidarse, habiendo ejemplos de nuevas carreras abocadas estrictamente a esta temática.
La gestión de emergencias sin una correcta gestión de riesgos es en el siglo XXI no enterarse de la complejidad que estamos afrontando, y no entender que al igual que hace la industria centrando sus esfuerzos en el control de riesgos, y no en la respuesta, no haciendo esto por ser responsables si no por que la Gestión de riesgos reduce costos, minimiza impactos y da sustentabilidad al negocio, es hora que los servicios de emergencias tengan una visión parecida que le de sustentabilidad a la población y ante eventos una mejor y más rápida recuperación.
Referencias: Revista Ahora 48