RIESGO CERO

En las oscuras aguas del riesgo cotidiano,
flotaba la masa, en busca del sustento.
Sin pensar que allá­ no mas, en un momento,
con la muerte iba a verse cara a cara.
Un torpe descuido nada mas los separaba,
de la tragedia que tan lejos pretendí­an.
Sin embargo, la rutina los vencí­a,
y una trampa mortal les preparaba.
¿Vendrá por fin alguna mano amiga, que  con amor y entrega los ayude?
¿Será esa alma alguno de nosotros?
¿Podremos evitar la enorme pena?
Y aunque el grito de justicia que pedimos,
en ecos vanos alguna vez se pierda,
nuestro amigo, albañil u oficinista,
sabrá que allí  estaremos, siempre cerca.
Y que juntos lucharemos sin descanso,
hasta lograr que el necio nos entienda,
que cuidar tu vida, trabajador amigo,
es el mejor negocio que poder se emprenda.
Y al final del camino, ya después de tanta lucha,
que nuestra dicha sea mucha, y juntos lo disfrutemos.
Que la victoria es de todos. Jefes, dueños, jornaleros.
Alcemos la copa en alto.
¡Bienvenido riesgo cero!